Aseguran que la construcción y la actividad inmobiliaria presentan "buen clima" para la inversión
Las "tendencias favorables" de la macroeconomía argentina, con alzas en la demanda doméstica y las exportaciones, "permiten esperar un buen clima para la inversión en construcciones y la actividad inmobiliaria" durante los próximos meses, en Capital Federal y Gran Buenos Aires.
Así se desprende de un informe difundido este miércoles por la Universidad Argentina de la Empresa (UADE), en el que se destaca a la construcción como una de las mejores alternativas para invetir en el país.
Según ese trabajo, "a partir de los primeros meses de 2010 el nivel de actividad presentó una tendencia creciente y mayor al promedio de la economía, la cual se intensificó durante agosto y septiembre últimos".
"Este desempeño fue extensivo al conjunto de los segmentos demandantes, si bien fueron claves los avances en materia de edificación de viviendas y, en menor medida, la construcción dedicada a la actividad petrolera", siempre en Capital y conurbano, agregó.
De acuerdo con el informe, las inmobiliarias consultadas por esa casa de estudios prevén ventas y precios estables en el corto plazo, si bien, al mismo tiempo, esperan que la oferta de departamentos en alquiler aumente.
La UADE puntualizó además que, entre enero y septiembre de este año, el índice de oferta de viviendas en venta -en Ciudad de Buenos Aires y Gran Buenos Aires- presentó una tendencia creciente, con un incremento promedio interanual del 15,6 por ciento.
También señaló que en el período de análisis, el nivel general del costo de la construcción presentó un aumento del 15,6 por ciento promedio.
En cuanto al mercado inmobiliario, el informe puntualizó que los precios de departamentos medidos en dólares- ubicados en la zona norte de la Ciudad de Buenos Aires, subieron 11,1 por ciento entre enero y septiembre de este año respecto a igual período del anterior.
Fuente: http://noticias.terra.com.ar/
Palermo Viejo ya no existe
"Palermo Viejo ya no existe". Así de simple, con brutal sinceridad, un amigo que está en el tema inmobiliario comenzó a explicarme el nuevo mapa del barrio más grande de Buenos Aires. Apenas lo escuché me puse como loco.
Le dije que no era quién para decretar la defunción de un barrio centenario que había inspirado a Borges y que el mismísimo maestro de las letras argentinas había vivido en una de sus manzanas, la de Guatemala, Serrano, Paraguay y Gurruchaga.
“Las cosas cambian –agregó Alfredo con la tranquilidad de quien liga 33 de mano en el truco–. Ahora en su lugar, tenés a Palermo Soho y Palermo Hollywood”.
Me hizo hervir la sangre. El no lo sabía pero me subleva esa moda rebautizadora que quiere cambiarle el nombre a todo con fines absolutamente comerciales.
Pero antes de que pudiera articular palabra, Alfredo me vomitó una interminable lista de sub distritos en los que hoy se descompondría Palermo: “Freud, Nuevo, Madison, Chico, Sensible, Alto, y hay una variedad de nuevos Palermos como Queens, que antes era Villa Crespo, y Dead, por Chacarita... ¿No es simpático?”.
Respiré hondo y intenté articular un argumento que pusiera en claro que cambiarle el nombre a los barrios es una estafa comercial, moral y cultural. Pero Alfredo, con cartesiano pragmatismo replicó: “Hoy todos quieren vivir en Palermo y no hay que quitarles ese derecho.
Eso sí, el mercado está muy segmentado, hay que afinar bien el nombre de cada zona para encauzar la demanda”.
Entonces me acordé de Luisa, una viejita que conocí en los 80 para la que Palermo era uno solo. Había llegado al barrio en 1912, cuando tenía cinco años, a vivir con su familia en una casa casi nueva de Serrano entre El Salvador y Costa Rica.
Para ella, su barrio se extendía hasta el arroyo Maldonado por un lado, y se perdía hasta rozar los distritos más copetudos de la ciudad por el otro.
Luisa sabía que Palermo era grande, que seguía del otro lado de ese arroyo que sepultaron debajo de la avenida Juan B. Justo cuando cumplió los 25.
Y que alcanzaba el río con parques arbolados. Pero lo que le importaba era que Palermo era el barrio de su infancia, el de la silla en la vereda las tardecitas de verano, ese en el que creció, se enamoró, se casó y enviudó. Cuando la conocí, no le podía explicar el concepto de Palermo Viejo sin que se enojara.
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Fuente: http://www.clarin.com/ciudades/capital_federal/